El concepto de lo maravilloso comienza a tomar forma cuando surge de una alteración inesperada de la realidad.
Alejo Carpentier.
Serlian Barreto (b. Havana, Cuba, 1997) se gradúa de la academia de San Alejandro (2016) y ejerce como profesor en la misma hasta el 2018. Barreto un joven artista lleno de luz y claridad. Es conocido por sus pinturas en serie, de gran formato, retratos y paisajes. Durante su primera etapa en la academia se hizo fiel discípulo del expresionismo de Eiriz, recreaba sus composiciones más notables y las poblaba con seres bizarros cubiertos por extrañas marcas. También da crédito a Michel Perez “el Pollo” y Alejandro Campins por influir en su carrera. Actualmente Barreto vive y trabaja en Miami, Fl.

Tras un título tan sugerente como 20 segundos de puesta de sol, descansa una de las obras más impactantes de la más reciente producción del joven artista Serlian Barreto. El, influenciado por estos antecedentes, hace suya la pincelada expresiva, a veces desordenada -como la del grupo Cobra-, para reconstruir animales, objetos y formas orgánicas, en ocasiones deformadas y hasta monstruosas. Esta clara tendencia expresionista, muy deudora de la impronta baconiana, suele tener para el artista un tono de denuncia social; intenta retratar la soledad, la violencia, el horror y la angustia contemporánea. [1]

1-Rodríguez Aguilar, para la exhibición en el espacio K-51. 2017.
Con obras que por lo general sobrepasan los dos metros, Serlian dibuja un gran retablo de la vida matizado por una suerte de surrealismo tropical en el que es evidente su cercanía con la ilustración y la historiografía americana, elementos que contrapone con el color estridente del Pop. Su limpieza, casi aséptica, termina por acercar su obra a un proceso muy similar, visualmente, al de las artes gráficas, la serigrafía y el cartel.

A pesar de todo el colorido, cada una de sus pinturas intenta dejar bien delimitados los planos de actuación. Si bien hay una preocupación por el detalle y la texturización de las figuras, los fondos por lo general, se enuncian como grandes paisajes vacíos que se pierden en la lejanía. A veces son planos y en ocasiones los trabaja con soltura y espontaneidad, desproporcionados, agresivos, útiles para reconstruir las historias que le interesa narrar.

Cada pieza muestra una excelente facturación técnica y un acertado efecto pictórico. La experimentación se nota más allá de los trazos y las intervenciones del pincel, de las espátulas o las plumas de tinta con las que marca detalles y repasa contornos.

Serlian Barreto en sus últimos trabajos nos conecta de inmediato con grandes maestros de la historia del arte y nos hace sentir partícipes. Barreto nos lleva desde Henri Matisse a David Hockney, a este último ya no solo por su exploración de las múltiples maneras en que uno puede ver una imagen o un espacio, sino por las soluciones formales y estéticas. Sus obras recientes muestra nueva dirección sin desconectar la raíz del trabajo que vino antes y alcanzando mayor madurez.